Antes bien creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad"

2°PEDRO 3:18

13.5.20

El transhumanismo, el hombre jugando a ser Dios

¿Jugando a ser Dios? Debate entre la Biblia y el transhumanismo
Para la corriente contraria a la ideología transhumanista, con los postulados de ésta se ha desviado la fe en Dios hacia el desarrollo científico y tecnológico. En tal sentido, sostienen que esta postura moderna, al procurar mejorar la capacidad del hombre con el uso de estas herramientas, alargando la vida del hombre o incluso procurando alcanzar la inmortalidad, juega a ser Dios.
Igualmente, sostiene este movimiento antitranshumanismo, que el H+ se soporta en una  antropología errónea de lo que ha sido y es el hombre
Con esa consideración sostienen que al conceptualizarse lo que es la persona, deben integrarse elementos como espíritu, consciencia, racionalidad e independencia.

Por lo que agregan que, ante la posibilidad errada de usurpar la concepción de lo que es Dios, se debe profundizar en las visiones teleológicas, metafísicas, personalista, psicológica, y sobre todo en lo que la tradición cristiana ha entendido por lo que es hombre y mujer.
El transhumanismo ha sido etiquetado como una cosmovisión atea. A pesar de ello, en la actualidad emerge una corriente tecnoreligiosa, que se apoya en el movimiento New Age o Nueva Era, y las nuevas tendencias gnósticas. Conforme a éstas hay una nueva forma de ser espiritual, por lo que se sustituye la visión cristiana de Dios y el ser humano por una visión posthumana.
He aquí una entrevista a Julian Baggini filosofo británico analizando esta tendencia que esta llevando a algunos a llagar a despreciar a la persona humana por considerarla una creación defectuosa, e impulsar las nuevas tecnologías hacia un perfeccionamiento de la raza humana por medios artificiales y que involucran su ser y sus emociones.
Los avances tecnológicos acelerados están generando cambios en lo que somos ¿Por qué algunos pensadores sostienen que vamos hacia un estado post humano del Ser? ¿Vamos a superar nuestras limitaciones biológicas con tecnología? Perder nuestra humanidad, ¿nos hará mejores o peores? Y de yapa: por qué somos “grandes misterios para nosotros mismos”



Julian Baggini es un reconocido filósofo británico, autor de varios libros y cofundador de The Philosophers. Fue premiado por su tesis doctoral en filosofía de la identidad personal
H+, ese es el símbolo que se utiliza para abreviar el "transhumanismo", una corriente cultural e intelectual que sostiene que debemos transformar la condición humana valiéndonos del desarrollo tecnológico y del avance de la ciencia.
Para ellos, la tecnología nos ofrece, cada vez más, las herramientas para superar las limitaciones humanas, tanto intelectuales como físicas y psicológicas. De allí su símbolo +: algo más que humanos, superiores a lo humano.
¿Puede el hombre creer que puede superar la capacidad divina de crear un mejor hombre? 
Al respecto veremos una entrevista al prestigioso filósofo inglés Julian Baggini, quien nos explica los fundamentos de este movimiento, propio de los tiempos que corren, pero totalmente alienado de la verdadera naturaleza del hombre.
—Nos gustaría que nos explique ¿qué es el transhumanismo?
—Esencialmente el transhumanismo tiene que ver con la idea de que los humanos estamos cambiando para transformarnos en otra cosa, básicamente en otra especie. Según esta idea, nos estaríamos convirtiendo en algo que aún no conocemos, en una evolución del Homo sapiens anatómicamente moderno; pero que, además, sería algo que no figura en las categorías biológicas que hoy manejamos.
—Según algunos transhumanistas podríamos convertirnos incluso en entes no orgánicos.
—Así es. Para algunos pensadores transhumanistas, estaríamos desarrollando nuevas formas del Ser, nuevas maneras del Ser. Podrían ir desde la inteligencia de las máquinas sumada a nuestra propia biología —para ampliar las capacidades intelectuales o mecánicas—; hasta transformaciones que nos conviertan en seres que habitan un mundo virtual. Esta última tiene que ver con la idea de la evolución hacia un mundo virtual tan completo que llegue al punto de permitir que podamos "descargarnos" en él —del mismo modo en que bajamos hoy un programa en nuestra computadora— y vivir allí, en ese universo virtual.
—¿Y Ud. qué piensa? ¿En qué vamos a convertirnos?

—No estoy muy seguro de esa respuesta. Tampoco siento que pueda autoclasificarme como un transhumanista. Yo creo que es un hecho que van a haber ciertos cambios en nosotros como especie, en nuestra naturaleza, en lo que somos hoy los humanos. La tecnología avanza tan rápido que seguramente impactará con cambios significativos. Pero ocurre que no estoy muy seguro de cuán lejos vamos a querer ir en estos cambios. Y en parte, porque yo tengo la idea de que no estaremos convencidos de embarcarnos en esas direcciones tan deshumanizantes, ni aunque tengamos las posibilidades técnicas para hacerlo.

Yuval Noah Harari, el historiador israelí, escribió dos best sellers de fama mundial: “Homo Sapiens” y “Homo Deus”. Este último es un libro transhumanista que lo convirtió en el pensador de cabecera del Mark Zuckerberg, creador de facebook.

—¿Decirle que no a la posibilidad de contar con ciertos "superpoderes" a cambio de preservar nuestra limitada humanidad?
—Sí, porque lo que ocurre es que ser un humano es algo muy complejo. Lo que más nos importa y nos gusta del hecho de ser humanos tiene que ver con una serie de cosas que, en definitiva, están vinculadas a nuestras limitaciones, a nuestra biología, al hecho de que seamos organismos biológicos. Por eso es que no estoy muy seguro de cuán lejos vamos a querer ir, y eso es algo que además es muy difícil de predecir.
—¿Cree que toda esta tecnología nos hace menos humanos?
—Sí, nos hace menos humanos. Pero ahora la pregunta es si esto es algo bueno o algo malo. Los transhumanistas tienen una actitud muy direccionada hacia esto. Muchos de ellos incluso parten de un disgusto, de una desvalorización de lo que somos los humanos. Nos pintan como violentos, como una especie un tanto estúpida que hace grandes desastres, masacres, genocidios y que está en un proceso de destrucción el planeta.
Entonces, si partimos de ahí, todos diríamos que conviene volvernos "menos humanos". Pero, volvernos menos humanos ¿nos hace mejores?. Si ser menos humanos significa realmente hacernos más pacíficos, más inteligentes, menos destructivos, entonces eso sería una buena idea. Pero ¿quién lo garantiza?
Ahora, la pregunta también es si el precio que pagaremos por eso no será demasiado alto. De hecho, hay mucha gente preocupada con ese asunto. En mi caso, no estoy seguro, yo tengo una postura agnóstica respecto de esto. Creo que la pregunta aún está abierta y que no sabemos hacia adónde vamos. Desde mi punto de vista, los transhumanistas se muestran demasiado confiados, creen saber qué es mejor para la Humanidad y hablan como si supieran cuál es el camino para llegar ahí.
Por mi parte, creo que todo lo que hagamos va a ser un gran experimento y que debemos ser muy conscientes de cada paso que demos.

—El tema es si somos conscientes de los pasos que vamos dando. 
¿Estamos eligiendo hacia dónde nos dirigimos?
—Estamos tratando de hacerlo. El problema es hasta qué punto tendremos éxito. En ese sentido no es algo nuevo: como Humanidad siempre hemos intentado controlar las riendas de nuestro destino. Pero hasta ahora hemos contado con pocas herramientas para lograrlo. Los experimentos que hemos hecho han sido bastante limitados y controlados. Pero si nos ponemos a jugar con tecnología que genera cambios dramáticos y radicales, ahí aumentan mucho las posibilidades de que algo termine muy mal. Por eso debemos ser precavidos. Pero atención, no digo que sea una razón para no hacerlo, porque podemos decidir tomar un determinado camino, pero debemos hacerlo con cuidado.

                        “Debilidades” humanas, como quebrarnos en llanto ante la emoción. Para Baggini: “Lo que más nos gusta del hecho de ser humanos tiene que ver con una serie de cosas que están vinculadas a nuestras limitaciones” (Angel Conde)
—Ud. sostiene que debemos vernos a nosotros mismos, a nuestro ser, como un proceso. No nacemos y morimos como un ente estático, sino que vamos cambiando y transformándonos a lo largo de nuestra vida. ¿Eso podría trasladarse también a nuestro devenir como especie?

—Exacto, una de las razones por las que no estoy completamente en desacuerdo con esta teoría de cambios, es porque veo que, muchas veces, la gente tiene la impresión errónea de que tanto la naturaleza del individuo como la naturaleza humana son estáticas. Pero no es así. Ambas son procesos en constante cambio.

La gente a veces tiende a creer lo contrario, pero lo cierto es que no tenemos algo así como una esencia inmutable, y "la humanidad" no es un concepto cerrado y estático.
Sí, es cierto, yo soy Julian, y el "Julian" que soy es algo consistente que atraviesa toda mi vida. Por eso tenemos la sensación de una cierta esencia, una apariencia del ser que siempre sería la misma. Sin embargo, cada uno de nosotros somos un proceso en constante cambio. Si prestamos atención a lo que es la construcción de la individualidad, pasamos por muchos cambios a lo largo de nuestra vida, atravesamos distintas etapas como la infancia, la adolescencia, la adultez, y estamos constantemente en un proceso de cambio. Por eso es que ser una persona (el entrevistado toma el verbo en inglés "being" (ser) que se conjuga como gerundio) es un verbo, es algo en movimiento porque estamos en proceso de cambio constante.
De la misma manera, pero más lento, la especie humana ha estado siempre cambiando. Eso ha pasado de forma muy lenta en el pasado, pero ha ocurrido. Y no ha venido solo dado por los cambios genéticos –que son muy lentos–. Los culturales no lo son. Si lo pensás, nosotros venimos de un cambio cultural muy profundo y rápido, de solo 100 años —en el que pasamos de tener una mayoría analfabeta a sociedades en las que casi todo el mundo sabe leer—.
Por eso, en principio, no hay razones para preocuparse porque vaya a haber transformaciones en el futuro. Siempre las hubo. La única preocupación que deberíamos tener es sobre la dirección que vamos a tomar y los riesgos de generar variaciones demasiado rápido.
—¿Piensa que es posible conocernos a nosotros mismos? Realmente conocernos…
—Esa es una muy buena pregunta. El autoconocimiento es algo muy interesante. Existe mucha evidencia psicológica, del último siglo, que ha probado que, de muchas maneras, somos un misterio para nosotros mismos. Hay mucho sobre nosotros que no conocemos, que no entendemos. Sin embargo, creo que es muy pesimista decir que no podemos autoconocernos.
Hay una gran diferencia entre alguien que se conoce mejor y alguien que se conoce menos.
La psicología ayuda mucho en esto. Por ejemplo, cuando leés un estudio sobre ciertos vicios del comportamiento —como la tendencia a creerle más a un hombre que a una mujer, aunque estén diciendo lo mismo— una vez que puedes advertir este comportamiento, es esperable que puedas mejorarlo y cambiarlo, por el solo hecho de haberlo hecho consciente.

Pero, al final del día, la realidad es que nadie puede llegar a conocerse totalmente. No somos transparentes para nosotros mismos, tal como la gente cree. Pero sí existe algo así como tener más o menos autoconocimiento y autoentendimiento. Creo que mucho del desarrollo moral y del crecimiento personal en la vida tienen que ver con el hecho de poder subir el nivel de autoconocimiento personal.

“Nadie puede llegar a conocerse totalmente. No somos transparentes para nosotros mismos. Pero el desarrollo moral y personal tienen que ver con elevar el nivel de autoconocimiento personal”, sostiene Baggini

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