Antes bien creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad"

2°PEDRO 3:18

23.1.08

RECREANDONOS EN DIOS

El domingo fue un día especial, tuvimos la suerte junto a los míos, Mireya, Gerhard Felipe y Robert de salir del diario ajetreo y poder recrearnos junto a los miembros de nuestra antigua iglesia, una iglesia que ya lleva decadas existiendo en el centro de la ciudad de Tomé, una pequeña ciudad al sur de Chile. allì junto a mi anciana madre y la familia de mis hermanos tomamos un pequeño taxibus y nos la empredimos entre los cerros tras una parcela en medio del campo llamada Tubul.
La Iglesia Eben Ezer, asi se llama nuestra antigua iglesia, nacida en el seno de la iglesia bautista es de esas iglesias un casi cíclicas que durante años pasa por momentos buenos y momentos malos, períodos de bajones y de levantamientos espirituales. Allí pude hacer mis primeras armas como cristiano, allí pude conocer los fundamentos de la fe y abrazar el evangelio real, ese en el cual el centro de la predicación es Cristo. Allí conocí verdaderos cristianos, entregados y dedicados a la obra, vi mujeres que recorrían cerro tras cerro para visitar a la hermana que estaba enferma; cuantas veces les vi llegar a casa de mi madre cuando aún mi padre vivía para ir a darle una palabra de confort y aliento. Vi jóvenes dedicados, entregados y llenos de Dios, escuché hermosa música y tuve la oportunidad durante mis casi 20 años de miembro de participar en todas y cada una de las actividades que la iglesia desarrollaba. Desde el tradicional chocolate con leche la noche de Navidad, con su velada musical preparada con esmero y cuidado despues de semanas de ensayo, hasta la no menos venerada fecha de semana santa en la cual con recogimiento y alegría se celebraba la resurrección del Hijo del Hombre.
Es así como muy temprano en la mañana el domingo nos pusimos en marcha, despues de un ajetreado viaje de casi una hora, pudimos ver nuestro destino. LLegar e instalarse fue toda una tarea, acarrear mesas, improvisar asientos y encender fuego para ya a casi las 10 de la mañana poder probar algo de bocado nos dió la oportunidad de solidarizar y reirnos con quienes compartían la misma tarea, ya instalados y desayunados recordamos en conversaciones casuales antiguas cosas, ya sea conversando con Tatiana, con Lalo, con nuestro pastor, el Hermano Julio como siempre le conocimos, y otros muchos más que eran más bien de nuestra época. Si bien la Eben Ezer sigue siendo la iglesia que era, también es cierto que no crece en la medida que debiera, ello quizás porque no son muchos los miembros que permanecen en ella y otros como nosotros creemos haber cumplido ya una etapa en sus filas y emigrado a otros lugares.
Pero ello no significa que de tanto en tanto como el domingo, no nos podamos reunir con nuestros amados hermanos a compartir un día de alegría y relax con la tierna y amante compañía del Pastor. Que más quisieramos poder ver a la Eben Ezer que un día vimos, repleta de hermandad y de entusiasmo, pero la iglesia es cíclica y ya vendrá su momento y quien sabe estaremos allí para ayudar a otros a conocer a Dios, que es el fin supremos de la existencia de la iglesia.
Lo importante en esta oportunidad es que pudimos compartir momentos, juegos, almuerzo once y alegría. también gratas y edificantes conversaciones en grupo. Pudimos expresar nuestro parecer y recomprometernos con nuestra vocación de cristianos y volver con la inquietud de que aún hay mucho que hacer y de que las manos y pies, la boca de Dios en la tierra somos nosotros y que gracias a este momento de compartir y alegría se ha podido despertar nuevamente en nosotros.
En la próxima entrega espero poder compartir con Uds, parte de los temas conversados en esa oportunidad.
Saludos
Luis Vogt O.

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