Antes bien creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad"

2°PEDRO 3:18

21.5.08

LA VICTORIA SOBRE EL SUFRIMIENTO

De no existir el pecado en el mundo Dios nuestro Padre habría hallado otra forma de desarrollar en nosotros las llamadas virtudes pasivas y a la vez ejercitarnos en la mansedumbre, la paciencia, el sufrimento y el dominio sobre nosotros mismos: virtudes las cuales nos permiten mostrar en nosotros el verdadero carácter cristiano. Pero el pecado es algo presente en el mundo con sus falsedades, contradicciones y tinieblas; con sus guerras tapizadas de injusticia brutal que producen terribles consecuencias de sufrimiento, tristeza y desazón y Dios en su sabiduría y benignidad maravillosas usa aún estos instrumentos para ayudar a formar en nosotros nuestro carácter y moldear en nuestro caminar las gracias bellas.

Tras la tempestad viene la luz del sol iluminando todo; tras el día la noche; asi también el sufrimiento sigue pronto a los placeres vanos, mientras la tristeza coge de improviso al gozo. Alegría y dolor, descanso y trabajo, paz y guerra; siempre entremezcladas se persiguen incesantemente uno tras otro en la inexorable rueda del dolor de la historia del mundo.

Mientras estamos sujetos a nuestro cuerpo mortal, no podemos escapar al sufrimiento, pero podemos disponernos para recibirlo con una fe suficiente que le roba toda su mascara de terror, y que en su lugar y a través de el, nos provee enseñanzas y beneficios duraderos como siendo puriicados por el más duro crisol.

Del duro pedernal Dios hace brotar aguas de vida (Deuteronomio 8:15) y el cuerpo del león suministrará la miel más dulce (Jueces 14:8). Es así cuando el sufrimiento nos llega como resultado de nuestra propia locura o pecado. Este en parte se muestra con una múltiple finalidad la cual no se limita solamente a castigar de alguna forma nuestra rebeldía o equivocación sino también de enseñarnos, corrigiéndonos, remediando y advirtiendonos que debemos enmendar nuestros errores.

Sin duda el sufriento lleva una enseñanza, y nos ayudará solo si no nos sentamos vanamente solo a lamentarnos y culpar a Dios y a los demás de su causa, sino más bien si ponemos nuestros ojos en Jesús y aprendemos nuestra lección con paciencia y gratitud.

Si hay algo seguro que podemos afirmar es que el sufrimiento llegó al mundo a consecuencia del pecado por lo que el hombre va a continuar sufriendo esas consecuencias, pero no necesariamente por el pecado de si mismo, ejemplo que vemos claramente en Cristo, quien nunca pecó sin embargo su sufrimiento fue fruto del pecado de todos nosotros. De igual forma el apóstol Pablo a lo largo de su ministerio fue objeto de muchos padecimientos, los que le acontecieron no por causa de sus faltas sino porque el estaba siguiendo a Cristo en un mundo lleno de pecado, teniendo como principal misión el llevar el mensaje de salvación al mundo de su época.

Si estamos en este camino es ineludible el experimentar sufrimientos. Son parte de las pruebas que nos depara el estar en este camino, pero el caminar en el, nos permite también la bendción de disfrutar de sus consuelos indecibles y secretos , “en el mundo tendréis aflicción…(Juan 16:33) y también “todos los que quieren vivir píadosamente padecerán persecución”, diría Pablo a Timoteo(2° Tim 3:12).

Pero la realidad es esta, tarde o temprano el sufrimiento llega a nuestra vida ya sea por problemas de salud o dolor; cansancio del cuerpo, vía angustia mental , por desgracias ajenas u opresión moral, por ocuridad espiritual o incertidumbre del alma; a través de la muerte de un ser querido o lo que es peor por la traición de un amigo; por la ingratitud, la falta de reconocimiento o por deseos incumplidos; pero cualquiera sea la forma en que el sufrimiento se manifieste en nosotros, nada hay que diferencie más al hombre común, del hijo de Dios, aquel que ha nacido del Espíritu que la forma de enfrentar el sufrimiento.

El uno con fe triunfante, con rostro iluminado y un viril corazón se gloría en las pruebas, dificultades y los tiene por sumo gozo como los apostoles quienes “…salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa de su Nombre” (Hechos 5:41)

El otro por su parte, lastimeramente se queja en medio de un mar de dudas y aprehensiones y murmura en su corazón que se muestra rebelde y descontento.

El uno ve al angel del Señor en el socorro y la seguridad abundantes, el otro teme a las huestes armadas del enemigo y se siente preso de su propio peligro y angustia.

No es dificil aceptar que pocos en el mundo han sufrido como Pablo durante su vida de ministerio, pero el sostuvo sus pesadas cargas con fortaleza al enfrentar sus jornadas duras y exigentes; durante ese duro caminar padeció diferentes pruebas, decepciones y amargas persecuciones por crueles e implacables enemigos del evangelio, aún asi no claudicó; en medio de naufragios, azotes, prisiones y frío; sin hogar, hambre, traicionado y solo; soportando todo esto sin lamentos que significaran descontento o desaliento y en medio de ello expresó “nos gloriamos en las tribulaciones” (2°Cor.7:4) ”… por amor a Cristo me gozo e las tribulaciones, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias”(2°Cor. 12:10)

Pablo aquel día posterior a ser terriblemente azotado, fue arrojado a un calabozo asqueroso. Los pies en el cepo esperando quizás aún terribles cosas para los días que vendrían, sin embargo ¿Que pasa? a medianoche le encontramos junto a Silas orando y cantando alabanzas a Dios ¿Cuál era su secreto? Escuchemos:

Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Rom. 5:5) . Su oración por los de Efeso había sido contestada por su propio corazón “…para que os de conforme a la riqueza de su gloria el ser fortalecidos en poder en el hombre interior por el Espíritu, para que habie Cristo en vuestros corazones “ (Ef. 3:17-18)

Y esta fuerza y convencimiento íntimos por medio de la fe en Cristo, quien moraba en su corazón, le hicieron capaz de recibir su sufrimiento y pruebas no estoica ni divertidamente en espíritu de envalontamiento, sino en gozo, con un corazón verdaderamente agradecido.

No es bendecir el alma como hipnotizándola hasta llevarla a un estado de insensibilidad estática, que el Señor capacita al hombre lleno de su Espíritu para triunfar sobre el sufrimiento. Es más bien dar al alma una confianza dulce, constante e inamovible ante las vicisitudes por medio de la fe.

Los principios que Pablo y todo buen cristiano siguen en estas situaciones los podríamos resumir en los siguientes puntos:

1° Confía que eres plena y libremente aceptado en Cristo

2° Cree, que cualquier tipo de sufrimiento que nos venga, no es mas del que podemos soportar(1°Cor.10:13), sino es permitido por un amor infinitamente tierno y es guiado por la sabiduría de Aquel que no puede jamás equivocarse.

3° Confía, que por muy difícil que sea explicar la razón de ese sufrimiento, es una de aquellas cosas “que nos ayudan a bien”(Rom 8:28), “…y que aún un poquito y esta leve tribulación momentanea, no solo será absorbida en la bendición y la gloria indecibles, sino que de alguna manera nos está ayudando a producir un cada vez más más excelente y eterno peso de gloria…”(2°C or.4:17)

4° Confía, que aunque el horno se caliente siete veces, se paseará junto a nosotros en medio del fuego , uno cuyo aspecto es semejante al Hijo de Dios (Daniel 3:19) y que aunque nos encontremos en el foso de los leones, con todo el Señor llega primero y cierra sus bocas (Daniel 6:22)

Pero aunque lamentablente no todos los hijos de Dios triunfan así sobre sus dificultades y sufrimientos, debemos entender que esta es la norma puesta por Dios para ello, y que podemos llegar a ella por la fe, si nos esforzamos por aprender a abrir nuestro corazón a Jesús y dejar que El nos permita ser llenos del Espíritu. Soportar el sufrimiento no es asunto de estar o ser insensibles a las aflicciones, sino mostrandonod sensibles a su presencia y su amor.

“Las pruebas peores son como nada a mi vista y en cuanto a la muerte es solo la puerta a una vida más abundante y eterna”. Es el triunfo de la fe sobre lo peor que el mundo nos puede ofrecer, y todo por la plenitud bendita del Consolador que mora en nosotros, Bendito sea su Nombre”,

Aleluya.

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