Raíces religiosas del conflicto en el Oriente Medio
El Islam, religión que cuenta con
más de mil millones de adeptos y fuerza impulsora del conflicto en el Oriente
Medio, es un misterio para muchos. ¿Cómo surgió esta religión que ahora
registra un enorme auge? ¿Cómo influirá en los acontecimientos proféticos del
tiempo del fin? ¿Y cuál será el destino de sus seguidores? Al acercarse el fin
de la era y al acelerarse los acontecimientos profetizados, ¡es necesario que
conozcamos la verdad sobre el islam!
En la ribera occidental del
Jordán se reúnen manifestantes musulmanes repitiendo: Allah Akbar, que
significa en árabe “Alá es el más grande” y piden a gritos la destrucción de la
nación judía. En el monte del Templo en Jerusalén, lugar que es objeto de
reverencia para musulmanes y judíos, los fieles que vienen a adorar peligran su
vida víctimas del conflicto palestino-israelí. En el nombre del islam,
militantes como fue Osama bin Laden traman atentados terroristas contra la vida y propiedad de quienes no son
musulmanes.
Salaam es la palabra árabe que
significa “paz”. De salaam se deriva islam, el nombre de una religión que dice
provenir de Abraham y que cuenta con más de mil millones de seguidores en el
mundo. Sin embargo, dados los hechos de los últimos años en el Oriente Medio,
el islam se asocia en la mente de muchos no con la paz, sino con la violencia.
Aun así, el islam, la religión musulmana, sigue ganando adeptos en muchos
países de tradición cristiana.
El crecimiento de esta religión
es un fenómeno mundial. Entre más de siete mil millones de habitantes en el
mundo, unos mil millones son partidarios del Islam. ¿Cuál será el destino de
estas personas? Si son piadosas, ¿irán después de la muerte a un paraíso
celestial como lo enseñan sus doctrinas? ¿Arderán eterna- mente en un infierno
en llamas, como es el pensar de muchos que no son musulmanes? ¿O bien, tendrá
Dios otro destino reservado para ellos? Esta religión, nacida en los desiertos
de Arabia y difundida en los más lejanos rincones de la Tierra, ¿cumplirá algún
papel dentro de los hechos profetizados para el tiempo del fin?
Raíces árabes
Mahoma nació en la ciudad árabe
de la Meca en el año 570 DC. Perdió a su madre a los seis años de edad y se crio
con su tío, un próspero comerciante. Con él viajó a Siria por primera vez a la
edad de doce años. Antes de cumplir los
veinte, Mahoma había visitado Damasco, Jerusalén, Alepo y otras ciudades de la
región. A los 25 ya estaba casado con una viuda adinerada llamada Kadiya, 15
años mayor que él. Mientras el comercio de la Meca estaba dominado por los
judíos ricos, la vida religiosa giraba en torno a un templo politeísta, la Kaaba,
en el cual había una piedra negra, que, según la tradición local, Abraham había
recibido de manos del ángel Gabriel. En la tribu Qurays, a la cual pertenecía
Mahoma, unos se recopilaron en el libro que hoy se llama el Corán. Los
musulmanes consideran que este libro es la palabra infalible de Dios.
En la tribu Qurays, a la cual pertenecía
Mahoma, unos creían que Adán y Eva habían construido la Kaaba, mientras
que otros lo atribuían a Abraham e Ismael. Por sus contactos con
mercaderes judíos, Ma- homa pudo entender que el culto politeísta en la Kaaba
sería inaceptable para Adán y Eva, lo mismo que para Abraham e Ismael. Luego de
pasar seis meses en el monte Hira meditando en una cueva, Mahoma anunció en el
año 610 DC que había recibido una revelación divina por intermedio del ángel
Gabriel. Poco después comenzó a proclamar una nueva religión llamada Islam, que
en árabe significa “sumisión”. Pero Mahoma debió afrontar la hostilidad de los
idólatras de la Meca y de su propia tribu.
En el año 622 huyó con sus
seguidores a Yatrib, la conquistó y a partir de entonces se denominó Medina, o
sea ciudad del profeta. Allí Mahoma se preparó para conquistar La Meca. En el
año 630 entró en esa ciudad junto con una gran cantidad de seguidores y la
dominó. Durante todo ese tiempo Mahoma difundió su doctrina, una serie de
revelaciones especiales que decía haber recibido del ángel Gabriel. Luego de su
muerte en el año 632, esas revelaciones se recopilaron en el libro que hoy se
llama el Corán. Los musulmanes consideran que este libro es la palabra
infalible de Dios.
El islam se divide en varias
ramas. Las dos más destacadas son la sunita y la chiita, que se distanciaron
poco después de la muerte del fundador, a raíz de una disputa sobre el
liderazgo. Las dos coinciden, sin embargo, en defender los cinco preceptos
esenciales del Islam; a saber: la oración,
la limosna, el ayuno, la peregrinación a la Meca y la declaración de fe
musulmana: “No hay Dios más que Alá y Mahoma es su profeta”.
Los musulmanes no beben alcohol.
Tienen sus propias normas sobre las carnes limpias y no limpias. No comen carne
de cerdo ni de animales carnívoros. Tampoco carne sacrificada a los ídolos. Sin
embargo, la ley islámica considera limpios varios alimentos que la Biblia
proscribe, como el camello. Los musulmanes guardan lo que ellos llaman “un día
de reposo”, pero el suyo no es el día que indica la Biblia, sino el viernes.
La mayor parte de los musulmanes
pertenecen a la corriente sunita, que toma como fuente orientadora del islam
las palabras del Corán, suplementadas por los hádices, o dichos de Mahoma, y la
saria, o ley islámica. En cambio, la escuela chiita mira también hacia la
persona del Imán como cabeza espiritual de la fe. Con el correr de los años,
sunitas y chiitas han desarrollado métodos de práctica y jurisprudencia
islámica ligeramente distintos. Con todo, sus diferencias son menores que las
divergencias entre católicos y protestantes; y estas dos tradiciones musulmanas
no se consideran como sectas diferentes.
Sin embargo, la historia reciente
nos señala que los altercados entre estos grupos pueden ser feroces. Pese a
tales choques intrarreligiosos, las Sagradas Escrituras hablan de una
confederación árabe musulmana en el futuro. El Salmo 83 señala cómo los
adversarios de Israel alcanzarán al menos cierto grado de unidad en un futuro
no muy lejano. En los versículos 3 a 8 del Salmo se citan por sus nombres
antiguos los pueblos que se juntarán en una confederación contra Israel, las
naciones árabes y musulmanas del Oriente Medio, apoyadas por elementos
simpatizantes de Europa; ¡confederación que pretenderá borrar a Israel de la
faz de la Tierra!
Desde hace tiempo en el Oriente
Medio hay quienes claman por un frente unido contra Israel. “Los musulmanes se
están uniendo contra Israel”, expresó un alto funcionario de Hamás, grupo
radical musulmán que está gobernando en Palestina. “Nuestro pueblo no se dará
por vencido ante la agresión israelí”, había declarado en una entrevista el
extinto fundador de Hamás, el jeque Ahmed Yasín. El triunfo electoral de este
grupo extremista como autoridad palestina y el nuevo presidente de Irán se
inscriben en esta línea de pensamiento.
Influencia de judíos y
cristianos
La Meca y Medina en tiempos de
Mahoma eran ciudades cosmopolitas frecuentadas por mercaderes de distintas culturas
y de lugares diversos. Viajando con su familiar comerciante, Mahoma tuvo
contacto con judíos y con personas que
se decían cristianas. Estos encuentros fueron importantes en el
desarrollo del islam.
Mahoma enseñó que el islamismo fue
la religión de Abraham y que los judíos practicaban una forma corrupta de la
religión verdadera. En un principio enseñaba que se debía orar mirando hacia
Jerusalén, pero después que los judíos rechazaron su mensaje, Mahoma cambió la
dirección para que oraran mirando hacia la Meca.
Muchos relatos del Corán son similares
a los de la Biblia, pero con diferencias importantes. La mayoría de los judíos
y cristianos recuerdan que Dios le pidió a Abraham el sacrificio de su hijo
Isaac (ver Génesis 22), pero lo detuvo en el último instante cuando Abraham
demostró su obediencia. En el Corán se encuentra el mismo relato, pero en una
versión diferente (Sura 37:90-122). Los musulmanes creen que el joven ofrecido
como sacrificio no fue Isaac sino Ismael.
Para entender esta variación y
otras similares, debemos recordar que los árabes en tiempos de Mahoma entendían
que ellos y los judíos eran pueblos semitas emparentados, ambos descendientes
de Abraham. Los judíos descienden de Abraham por medio de Isaac, hijo de Sara;
y los árabes por medio de Ismael, hijo de Agar. Las Sagradas Escrituras
explican la relación entre estos dos hermanos: “En cuanto a Ismael, también te
he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en
gran manera; doce príncipes engendrarán, y haré de él una gran nación. Mas yo
estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el
año que viene” (Génesis 17:20-21).
Dios hizo su pacto por medio de
los descendientes de Isaac, si bien bendijo también a Ismael. La Biblia
describe el temperamento de Ismael, y su parte dentro de un conflicto
sostenido, de esta manera: “Él será hombre fiero; su mano será contra todos, y
la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará” (Génesis
16:12). Los descendientes de Isaac e Ismael son hermanos, pero desde el
principio estos pueblos han protagonizado una amarga rivalidad.
Los pueblos del Libro
El Corán llama a los judíos y
cristianos “gente del Libro”, es decir, pueblos a los que Dios les dio sus
Sagradas Escrituras. Esta designación viene acompañada de cierto respeto. Por
ejemplo, el Corán dice: “No discutas con la gente del Libro sino de la mejor
manera” (Sura 29:46). Pero al mismo tiempo asevera que los judíos: “Targiversaron
las palabras” [de la Torá] (Sura 5:13) del libro que Dios les dio, conocido
como el Antiguo Testamento.
En contraste con lo anterior, el
apóstol Pablo escribió: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo
3:16). Cuando Pablo escribió estas palabras, las “Escrituras” eran el Antiguo
Testamento, los libros que citaba Jesucristo en sus enseñanzas. Sabemos que la
Escritura no puede ser quebrantada (ver Juan 10:35). Por lo tanto, rechazar el
Antiguo Testamento como lo hacen los musulmanes, es rechazar a Jesucristo.
Para el siglo séptimo, muchos que
se consideraban a sí mismos cristianos, se habían alejado de las enseñanzas de
Jesucristo y los apóstoles. Mahoma conoció a muchos que decían creer en una
trinidad y a otros que veneraban a la madre de Jesús, María, como: “la madre de
Dios”. El Corán ataca estas doctrinas de un modo curioso, al proclamar un
estricto monoteísmo rechaza el concepto de que María sea miembro de la trinidad
(Sura 5:114-116). Esto es extraño ¡porque ni siquiera las denominaciones
cristianas que veneran a María, como la “madre de Dios”, la han incluido dentro
de la trinidad!
Si el Corán fuera un libro de
inspiración divina, ¿atacaría acaso una convicción que nunca existió? Es de
sospechar, más bien, que estos pasajes reflejan el rechazo humano de Mahoma a las
devociones marianas excesivas, que se habían infiltrado en la cristiandad y que
él conoció en sus encuentros con mercaderes que pasaban por aquella ciudad
cosmopolita donde creció.
Los musulmanes veneran a Jesús como
un gran profeta, pero no consideran que sea Dios. Mahoma enseñó que Jesús no
fue crucificado sino transportado al Cielo y que apareció un sustituto para
morir en su lugar (Sura 4:156-157). Esta enseñanza tiene un gran parecido con
ciertas enseñanzas gnósticas que Mahoma también conoció en sus viajes. El Corán
afirma que Cristo nació de una virgen, pero al hacerlo parece confundir las
identidades de Miriam, hermana de Moisés, y de María, madre de Jesús. En la
Sura 19:26-27 señala a la madre de Cristo como la “hermana de Aarón”, expresión
que en el resto del Corán se refiere a Miriam. En respuesta, los musulmanes
dicen que “hermana de Aarón” es un término genérico que significa “mujer
virtuosa”, pero esa expresión no se usa con ese sentido en ningún otro pasaje
del Corán.
Para reconciliar tantas
contradicciones, los musulmanes enseñan que alguna vez existió un relato
evangélico llamado el Injil, el cual corroboraba las versiones musulmanas de la
vida de Jesús. Aseguran que este Injil se perdió o se suprimió. El argumento es
difícil de defender a la luz de la arqueología bíblica, pues se han encontrado
manuscritos de los Evangelios más antiguos, fechados pocos decenios después de
la vida de Jesús, que desmienten las enseñanzas del islamismo. En cuanto al hipotético Injil, jamás se ha hecho algún
hallazgo.
La yihad y el más allá
En tiempos de Jesucristo, los
judíos tenían diferentes ideas respecto del más allá. Por ejemplo, los saduceos
entendían que el hombre simplemente deja de existir cuando muere. Pero aun en tiempos
de Jesús, muchos judíos ya habían recibido influencias helenistas y orientales,
y con ellas el concepto del alma inmortal. Creían que las almas siguen viviendo
en forma incorpórea después de la muerte, ya sea en un cielo lleno de placeres,
en la penumbra del seol o en un infierno en llamas.
Para el siglo séptimo, Mahoma estaba
rodeado de gente que enseñaba la doctrina del alma inmortal. Fue esta doctrina,
y no la doctrina bíblica correcta, la que se abrió paso dentro del islamismo.
Según el Corán, después de la muerte el alma de los justos disfrutará para
siempre de todo aquello que desee (Sura 21:98- 101). El alma: “Estará en una vida satisfactoria. En un jardín elevado
cuyos frutos estarán próximos” (Sura 69:20-22).
En cambio, el alma de los malos
será lanzada a un infierno de llamas eternas donde su tormento no cesará jamás:
“Es cierto que los que hayan hecho el mal serán inmortales en el castigo de
Yahannam [tormento eterno]. No se les aliviará ni tendrán allí esperanza” (Sura
43:74-75). Más aún: “A los que se hayan negado a creer en nuestros signos
[revelaciones], los arrojaremos a un fuego, y cada vez que les queme la piel,
se la cambiaremos por otra, para que prueben el castigo” (Sura 4:55). Nota: Las
citas del Corán fueron tomadas de la traducción de Abdel Ghani Melara Navio.
La teología islámica también
comprende el concepto de yihad, o lucha, y enseña que quienes tengan éxito en
la yihad, y la vida entreguen a ella, recibirán los premios más excelsos que el
Cielo ofrece. En la mayoría de las circunstancias, se entiende por yihad la
lucha por llevar una vida de rectitud. Un buen sinónimo sería “superación”.
Pero en el contexto de la guerra, yihad encierra implicaciones sombrías. Los
musulmanes han llegado a creer que, si mueren en el campo de batalla
difundiendo el islamismo, se aseguran una salvación gloriosa. Muchos musulmanes
denuncian esta interpretación militarista de la yihad, pero aun así sigue siendo
una fuerza poderosa en el mundo islámico; un instrumento aprovechado por los
dirigentes para explotar las pasiones nacionalistas de sus pueblos.
Los musulmanes reconocen que ellos
solos no van a crear un mundo de rectitud y justicia. En especial, dentro de la
tradición chiita del islam, se espera a un justo o Mahdí, quien vendrá al final
de los tiempos. Hay quienes piensan que ese Mahdí será Jesucristo. La mayoría
piensa que Jesús descenderá del Cielo después del Mahdí, para juzgar a las
naciones y poner fin a las enseñanzas falsas.
¡Sí! ¡Los musulmanes esperan el
regreso de Jesús! Pero el Jesús que ellos esperan no es el verdadero Jesucristo
de la Biblia. Un Cristo falso que aparezca poco antes del regreso del
Jesucristo verdadero, podría valerse de las profecías islámicas para influir en
los musulmanes, y ganarse a centenares de millones de adeptos (ver Mateo
24:4-5).
¿Qué les traerá el futuro a
los musulmanes?
En una época en la cual muchos
que se declaran cristianos han abandonado los principios y prácticas enseñadas
por Jesucristo, quizá parezca que los musulmanes devotos son más piadosos, en
muchos aspectos de su conducta, que muchos que se dicen cristianos. La oración,
el ayuno y la caridad son partes integrales de la vida musulmana. Los
musulmanes piadosos buscan fervorosamente superar su naturaleza de pecado.
Sin embargo, por muchas que sean
sus “buenas obras”, los musulmanes se hallan en un dilema. Los verdaderos
cristianos que aceptan el sacrificio de Jesucristo y dejan que viva su vida en
ellos (Gálatas 2:20), pueden producir buenas obras entregándose a su Salvador
viviente. Sin Cristo, los musulmanes luchan en vano contra las tendencias de la
carne. Pero cuando Jesucristo regrese, quienes hoy son musulmanes, tendrán su
oportunidad de aceptar como Salvador al verdadero Jesucristo.
¿Cuál es el pacto que hizo
Dios con el mundo árabe?
Lo leemos claramente en el libro
de Génesis capitulo16, allí Sara es estéril, la cual lleva a su criada Agar a
Abraham y Sara misma consiente en tener un hijo de Agar. Cuando Agar concibe.
Sara se vuelve celosa y pide a su esposo Abraham la eche de su casa, entonces
Agar se va a vagar errante por el desierto del Neguev. Allí esperando un hijo,
un ángel se le apareció y le habló diciéndole, que Dios haría de su hijo Ismael
una gran nación. El ángel le pidió que regresara con su ama y le obedeciera .
En Genesis 17 el pequeño Ismael ya tiene trece años y Dios hace un pacto con
Abraham y le promete un hijo a Sara, pero Dios también escucha el clamor de
Abraham por su hijo Ismael y Dios le promete que haría de Ismael un gran pueblo,
que lo multiplicaría en gran manera y que sería el padre de doce príncipes y de
una gran nación.
En Genesis 21 nace Isaac, cuyo
nombre significa “risa”, ya que Ismael se rio del niño por lo cual de nuevo
Agar es echada al desierto, donde nuevamente Dios le recordó el pacto que le
había hecho antes (Gen 21:17-21)
En Genesis 25 encontramos a Isaac
e Ismael juntos enterrando a su padre Abraham. Aquí Ismael ya es el padre de doce
hijos, al igual que Jacob que tuvo 12 hijos. Ismael es también el padre de una
hija la que se casó con Esaú (Gen 36:3) y así se puso el fundamento del pueblo
árabe como lo conocemos hoy. Dios está hoy recordando su promesa a Ismael.
Estamos comenzando a ver algunas señales de eso al acercarse los días del
regreso de Jesucristo Al mirar a Arabia Saudita, la cual era una tierra
desolada y estéril, y a la vez está justo detrás de nosotros en una riqueza
inimaginable. ¿Quién puso allí todo ese petróleo? Miles de barriles están en
esa tierra. Fue Dios quien los colocó allí y es parte de la bendición de Dios
en su pacto con Ismael.
Pero: ¿Se odiarán para siempre
estos primos y lucharán siempre el uno contra el otro? ¿Durará para siempre el
hecho de que el mundo occidental este en medio intentando lograr la paz?
Zacarias alza la voz y profetiza:
acerca del glorioso reino futuro de nuestro Salvador, Israel estará en él y
será parte de él, (Zac 12:14). Viene un tiempo en que el Señor Jehová, el
Mesías, se aparecerá a la nación de Israel. Ellos regresarán a su tierra cuando
Cristo aparezca. Después se cumplirá “y luego todo Israel será salvo
“ Romanos 11:26
Pero, hay otros que también serán
salvos, Isaías cap 19:20-21
“Y será por señal y por testimonio a Jehová
de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán a Jehová a causa de
sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los libre. Y Jehová
será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y
harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán. Y herirá
Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será
clemente y los sanará. En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y
asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con
los asirios a Jehová”.
Que gloriosa profecía, Cristo
incluirá en su reino también a los hijos de Ismael, el mundo árabe. Pues
también Dios tiene un propósito y un diseño para ellos.
Jesucristo ciertamente va a
regresar, pero no como esperan los musulmanes, sino como “Rey de reyes y Señor
de señores” (Apocalipsis 19:16). Entonces, los musulmanes verán que los ideales
y principios que trataron de mantener se cumplen a la perfección, no por las leyes
islámicas ideadas por hombres, sino por la ley dada por Dios en su Palabra en
la persona de Jesucristo.
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