Año nuevo, nuevo comienzo

La celebración del año nuevo muchas veces es sinónimo de balance, una oportunidad para sopesar lo bueno y lo malo, lo conveniente e inconveniente, lo provechoso y lo malgastado, lo ganado y lo perdido del año que termina. Una oportunidad de un nuevo comienzo despues de un año desastroso quizás. Aunque el paso de un año a otro no sea más que el simple paso de un día normal, representa emocional y psicológicamente el término de un capítulo importante de nuestra vida terrena, pero también representa un nuevo comienzo, en el cual es necesario y posible configurar de manera completamente distinta nuestra forma de ver la vida. Es posible lograr resultados dependiendo de la fe que tengamos al enfrentar los nuevos desafios que nos depara el nuevo año. El año terminado ya no representa una carga, puesto que ya pasó y quedó atrás. El nuevo año es lo que existe ahora y viene completamente abierto y pleno de oportunidades para lograr exitos y prosperidad. El año viejo se fue llevandose su pesada carga de sinsabores, deudas, malos ratos y demases que nos hicieron desear el pronto término del mismo y desear anhelantes el comienzo del nuevo. Es como si la vida misma Dios nos la regalara en capítulos, los cuales debemos, año a año experimentar de que forma enfrentamos el desafío que ese vivir nos representa, el problema es que cada vez que llegamos al final de cada capítulo nuestro saldo siempre queda al debe y escasamente nos encontremos conforme con la vida que en forma personal colocamos para vivirlo. Un nuevo año, una nueva oportunidad,un nuevo comienzo... sepamos meditar en la forma que vamos a enfrentarlo y pensar detenidamente que vamos a dar de nosotros para hacer de este año si el primer año de nuestra nueva vida y no uno más de la vida que odiamos y que queremos y anhelamos dejar de vivir.